El segundo tiempo
En el café de hoy les quiero hablar sobre un tema del que estoy muy interesada en el último tiempo.
Resulta que, en varias ocasiones, en los últimos años, quise postular a algunos programas, concursos, becas o incluso trabajos, en donde había limitaciones de edad, y ya me encontraba fuera de rango y no podía participar.
Honestamente me hacían pensar “listo, ya se me fue el tren para esta oportunidad” y como tantas otras cuestiones tendemos a naturalizar ciertos mandatos sociales y culturales.
Tengo 43, hijos ya no tan pequeños, y con ganas de seguir aprendiendo siempre, me interesan muchas cosas, y mi nivel de energía lejos de disminuir está renovado.
Así fue que me empecé a interesar por el tema del edadismo (discriminación por edad) y entender mejor el comportamiento y los estereotipos que hay de las diferentes generaciones.
En esa búsqueda encontré Revolución Senior de Sebastián Campanario y a Carl Honoré en Elogio de la experiencia, sus libros, investigaciones, charlas me abrieron este nuevo espacio para re pensar nuestros propios prejuicios respecto de la edad, esos que muchas veces nos limitan en términos de avanzar hacia ciertos objetivos porque creemos que ya no podemos hacerlo.
Una de las cuestiones claves que plantean es porque se considera la creatividad y la innovación exclusiva de los jóvenes, en revolución senior, se plantean varios ejemplos de personalidades que tuvieron sus logros pasados los 40 o 50 años como Stan Lee con sus 4 fantásticos o el mismísimo Steve Jobs con el lanzamiento del iPhone.
Plantea una nueva diversidad desde el punto de vista inter-generacional, donde este mix de generaciones podría ser una receta para obtener resultados más creativos.
También aborda cuestiones demográficas que tanto los países en términos de sus economías y las empresas en sus políticas de contratación tendrán que empezar a atender, considerando que en 2030 (esto es ya) los primeros millennials estarán cumpliendo 50 años.
Carl Honoré, creador del movimiento slow, plantea que vivimos en una cultura que hace un culto a la juventud, y a partir de la cual nacen todo tipo complejos, destaca el valor de la experiencia y de vivir conectados con el disfrute de todas las etapas de la vida.
Estos hallazgos me hicieron reflexionar mucho acerca de todo lo que personas de mayor edad tenemos para aportar: además de las experiencias vividas y nuestros aprendizajes, un mayor nivel de inteligencia emocional, capacidad de adaptación, perspectiva para abordar ciertos fracasos o perdidas y tener un nivel de autoconocimiento más profundo.
Les dejo además de la recomendación de los libros, esta charla de Carl honoré, y este episodio de podcast de aprender de grandes de Sebastián Campanario.
¿Qué opinan de este tema?
Me encantaría saber, ya que considero que como se han logrado avances en cuestiones de género, esta es una problemática que merece ser puesta sobre la mesa.
¡Hasta el próximo café!